Como primera entrada de este blog sobre el deporte he pensado en hacer una entrada sobre hasta qué límites llega la pasión por hacer ejercicio.
Desde que somos pequeños en el colegio, en el patio, realizamos deporte, no porque nos lo imponga tipo en educación física, sino porque queremos hacerlo. ¿Quién no ha jugado al futbol con sus compañeros en el patio? ¿Quién no ha discutido por qué posición ocupar dentro del equipo? Todos hemos jugados, si no al futbol al baloncesto o a cualquier cosa.
Esa pasión podemos continuarla o no. Por desgracia hay gente que conforme va creciendo deja de hacer ejercicio diciendo que no tienen tiempo o que están muy ocupados. Una pena ya que pienso que el deporte es muy bueno para la salud y para sentirse bien con uno mismo y además es un modo de comunicarse con otros.
Pero esta época se caracteriza por la tecnología, ¿no? ¿Qué ha ocurrido? Que los deportes han saltado a la pantalla, a los ordenadores, a las videoconsolas y gente que antes no tenía otro entretenimiento que coger una pelota y salir a la calle a jugar, ahora se encierran en sus casas, ponen el videojuego y no se levantan del sofá hasta que les obligan.
Algo que no se le debería arrancar al deporte en vivo es ese compañerismo, el jugar con otros pero de nuevo las tecnologías nos han arrancado eso. Un ejemplo de ello es un juego que hay en internet que se llama “Comunio”.
“Comunio” va sobre futbol. Es una aplicación en la que un grupo de amigos entran y son como “entrenadores” de cada equipo y entre esos amigos van pujando por los jugadores que hay en mercado, juegan, compiten, manejan las cuentas del club… vamos, son como entrenadores y presidentes de sus clubs a la vez. Al parecer es una aplicación muy extendida y que mueve a mucha gente.
Otros ejemplos aplicados en las consolas son por ejemplo el PRO, un videojuego de futbol en que dos amigos compiten con un equipo distinto o el Formula 1 que con la aplicación wifi de la Play Station 3 pueden jugar dos amigos conectados en distintos lugares.
Con todo esto quiero decir que no se debería perder la pasión por hacer deporte, por vivirlo, aunque por suerte, por mucha consola la gente en realidad vibra cuando lo vive o cuando lo ve, si no los estadios de futbol no se llenarían o la gente no llevaría hablando desde hace una semana sobre el clásico “Madrid - Barça”, las canchas de tenis no tendrían seguidores y no habría equipos de deporte en los pueblos.
El deporte desestresa, desagobia
ResponderEliminarEl problema es que es dificil encontrar espacio cuando no hay tiempo para nada